A veces, ser parte de una multitud puede ser más que una experiencia incómoda: puede ser letal.
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Entre los choques mortales de grandes masas de gente ocurridos en 2017, se cuentan los incidentes en un estadio de fútbol en Angola, en un plaza italiana y en un centro de asistencia alimentaria en Marruecos.
Esos trágicos eventos son en su mayoría evitables. Científicos de Reino Unido y de otros países están explorando diferentes maneras de reducir las posibilidades de que vuelvan a suceder.
"La mayoría de los comportamientos humanos son predecibles porque somos seres muy racionales", dice Shrikant Sharma, de la firma británica de ingeniería BuroHappold. Esa previsibilidad permite a los analistas avizorar cómo se moverá la gente a través del espacio.
Situaciones de emergencia
La psicología de masas ha venido estudiándose desde el siglo XIX, pero ha sido en las últimas décadas cuando se produjo un cambio importante para comenzar a ver a las multitudes como algo más que masas sin sentido.
"La multitud es, psicológicamente hablando, tan específica como lo es el individuo", explica John Drury, experto en psicología social y manejo de masas de la Universidad de Sussex.
En los 80, los nuevos hallazgos en materia de psicología eran aplicados a los disturbios; en los años 2000, a las emergencias masivas y desde 2010, a los festivales musicales y grandes eventos.
Ahora, la psicología de masas es utilizada cada vez más en emergencias que requieren mayor especialización como ataques químicos, biológicos, radiológicos (a través de la difusión de material radiactivo) o nucleares.