"Es oficial: los pingüinos son la misión de mi vida", dijo con una sonrisa.
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Esa fue la primera frase que pronunció Pablo García Borboroglú, en su discurso de aceptación del que se conoce como el "Oscar verde" de la ciencia y la conservación.
En una ceremonia que se celebró en Londres la semana pasada, el ambientalista argentino recibió el premio Whitley Gold Award de manos de la princesa Ana de Inglaterra.
"Para mí, los pingüinos representan la magnificencia de la vida silvestre pero al mismo tiempo son fragilidad", indicó Borboroglú.
"Los admiro porque son leales, valientes y determinados. También pueden ser fuertes, pero necesitan nuestra ayuda para enfrentar las principales amenazas causadas por los humanos", afirmó.
La organización conservacionista Whitley Fund for Natura (Fondo para la Naturaleza Whitley) reconoció la trayectoria y las contribuciones hechas por el fundador y presidente de la Global Penguin Society, la primera coalición para la protección de esos animales en todo el mundo.
30 años, 3 millones de hectáreas
Durante casi 30 años, Borboroglú ha trabajado por la conservación de los pingüinos.