Para Alix Taylor la idea de ir a trabajar sin su cepillo de dientes y una crema dental era inimaginable.
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De hecho, pasaba buena parte de su jornada laboral en el baño.
"Solía cepillarme los dientes alrededor de 10 veces al día. También masticaba chicle todo el día porque estaba segura de que tenía mal aliento", cuenta.
"Odiaba estar en los ascensores con otras personas (…). No quería estar cerca de nadie. Realmente estaba paranoica".
Lo que sentía Alix lo padecen varias personas y la mayoría de las veces lo hacen en absoluto silencio y solas.
Sarah Ebner recogió el testimonio de Alix en el artículo "Take my breath away" ("Quítame el aliento"), publicado en 2001, en el diario británico The Guardian.
Su caso refleja una condición que se conoce como halitofobia.