Recién reelegido, el presidente Nicolás Maduro celebró que hasta el 2020 no habrá más elecciones en Venezuela.
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«Tenemos dos años libres de elecciones para dedicarnos a trabajar por la economía productiva», dijo Maduro, que comenzará un nuevo mandato que se prolongará hasta 2025.
Los próximos comicios serán los de las legislativas de 2020, por lo que Maduro asegura que ahora se dedicará «por entero» a recuperar al país de la peor crisis económica de su historia reciente y que el presidente atribuye a la «guerra económica» de Estados Unidos y de la «oligarquía».
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De momento no dijo qué medidas tomará ni por qué no las tomó antes. ¿Será ahora capaz de cambiar el rumbo de la economía?
Estos son los cuatro retos principales que tiene el presidente y el país.
1. La hiperinflación
Los precios desbocados son el gran asunto. Sus votantes en los últimos días le pedían sobre todo que acabe con el «bachaqueo», el mercado negro de alimentos, en el que se aprovecha la escasez para revender a precios desorbitados en medio de la mayor inflación del mundo.
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«Me dedicaré a la persecución de las mafias», dijo Maduro el domingo en la celebración del triunfo.
El gobierno no ha tomado ninguna gran decisión contra la hiperinflación.
El candidato Henri Falcón apostaba por la dolarización, una medida que parece imposible que tome un gobierno que se califica como socialista.
En los últimos tiempos ha combatido sin mucho éxito la cotización del dólar en el mercado paralelo, uno de los altos precios y la devaluación de la moneda.
El 4 de junio se estrena una nueva familia de billetes en la que se retiran tres ceros. Los críticos afirman que será una medida cosmética que facilitará la nomenclatura, pero que no atajará el problema de la escalada de precios.
Maduro prometió en campaña los «grandes cambios económicos que necesita Venezuela», pero no especificó.
Uno de ellos, del que se habla hace años, es el del fin del control cambiario. O al menos cierta flexibilización. Eso podría relajar la presión provocada por la demanda de dólares por la devaluación del bolívar.
El motivo del adelanto electoral por parte del chavismo era ganar y tener la calma de tomar medidas que podrían a llegar a ser impopulares, como por ejemplo el aumento del precio de la gasolina. Esta misma semana se espera algún anuncio.
2. El petróleo
Maduro podría verse favorecido por el hecho de que el precio del crudo está subiendo y alcanzando los niveles más altos desde 2014, cuando comenzó a caer con estrépito. Esta fue una de los detonantes de la actual crisis del país.
Pero Venezuela, que vive una vertiginosa caída de producción, apenas se ve favorecida por esos precios.
En abril produjo apenas 1,5 millones de barriles por día, su cifra más baja en los últimos 30 años, según los datos de la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo) y de la agencia Reuters.
La caída de los ingresos petroleros impide que haya dólares para la reinversión, mientras que las petroleras privadas extranjeras, socios minoritarios en empresas mixtas, tratan de arriesgar y exponerse poco a la espera de unas condiciones mejores.
Las sanciones internacionales, sobre todo las de Estados Unidos, y la mala imagen que tiene el gobierno en una parte del mundo tampoco ayudan a un sector netamente dependiente del exterior por definición.
Estados Unidos impuso sanciones financieras no sólo al gobierno, sino a la petrolera estatal PDVSA. Y el riesgo del impago de deuda de la empresa empieza a ser evidente.
Por ejemplo, la estadounidense Conoco Phillips está reclamando en tribunales internacionales la incautación de activos para compensar los más de US$2.000 millones que le debe PDVSA.
Eso pone en riesgo cargueros con petróleo y activos en las refinerías del Caribe.
El gobierno de Maduro repite que Venezuela debe superar el rentismo petrolero, pero el crudo es y será por algún tiempo el instrumento más eficaz para conseguir dinero
3. Las sanciones
El triunfo de Maduro ante la ausencia de gran parte de la oposición y la alta abstención hacen que los países que critican la deriva autoritaria del gobierno no vayan a cambiar su posición. Y se espera que incluso la endurezcan.
Este mismo lunes, el llamado Grupo de Lima, que reúne a 14 países de América Latina, desconoció la legitimidad de los comicios y decidió reducir el nivel de sus relaciones diplomática con Venezuela.
Pero además, acordó coordinar acciones con los organismos financieros internacionales y regionales para que «procuren no otorgar préstamos al gobierno de Venezuela».
Eso afectaría a las finanzas de Venezuela. Los 14 países se sumarían así a Estados Unidos, que este lunes amplió sanciones financieras que el gobierno califica de «bloqueo».
Washington incluso podría ir más allá y está sopesando posibles sanciones al sector petrolero venezolano para presionar aún más al gobierno.
«La farsa electoral (en Venezuela) no cambia nada», dijo el domingo el secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo.
El apoyo financiero de Venezuela queda así reducido a Rusia y China, que deberán analizar si aumentan su exposición en el país sudamericano.
4. La estabilidad política
Las condiciones arriba descritas y el resultado de unos comicios en los que Maduro fue el más votado, pero con el apoyo del 29% del censo y con la abstención más alta en unos comicios presidenciales, dejan en una situación poco sólida al presidente.
Mientras la crisis continúe, la estabilidad estará comprometida, aunque a su favor está el decir que, pese a todos los problemas, casi seis millones de venezolanos confiaron en él, según los datos del discutido Consejo Nacional Electoral (CNE).
Por otro lado, Maduro y el chavismo quizás analicen la caída del apoyo de sus votantes. En la Asamblea Nacional Constituyente en julio de 2017 el apoyo fue de más de ocho millones de personas. En 2013, Maduro se impuso con más de siete millones.
«La circunstancia del país no ha cambiado», dijo a BBC Mundo el analista y encuestador Luis Vicente León sobre los efectos de la elección presidencial.
«El gobierno no logra legitimarse ante la comunidad internacional. Y no se legitima frente a la oposición, a la que no logra fracturar ahora», dice León sobre el hecho de que Henri Falcón no reconociera los resultados y de esta manera se alineara con la oposición que no quiso participar en un proceso que no consideraban justo.
Los grandes retos del gobierno y del país antes de las elecciones del domingo siguen por tanto sobre la mesa.