Aunque los aparatos de estas fotografías son ahora antigüedades, fueron exponentes inusuales de cómo las nuevas tecnologías también estuvieron al servicio del placer femenino.
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A finales del siglo XIX y principios del XX estos instrumentos de "masajes personales" se anunciaban en catálogos, entre otros aparatos del hogar, en países como Estados Unidos y Reino Unido.
En aquel entonces estos objetos íntimos, que son los precursores de los vibradores, eran promocionados como un aparato médico para el bienestar de la mujer.
Algunos fabricantes decían que estos aparatos de masajes curaban dolores, sordera, anemia, enfermedades del corazón, calambres y "problemas de la mujer".
Durante cierto tiempo también se utilizaban para tratar la "histeria" en las mujeres, una enfermedad diagnosticada en la medicina occidental hasta mediados del siglo XIX para explicar un variado cuadro de síntomas y cuya curación requería de masajes pélvicos de estimulación.