Los dos detectives que llamaron a la puerta cambiaron todo para Mark, que revivió los horrores del abuso sexual que había sufrido siendo niño. Como otros sobrevivientes, asegura que le costó encontrar apoyo para superar aquella experiencia terrible.
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La foto en blanco y negro de Mark había sido tomada en diciembre de 1980, durante su primer día en Grafton House, un hogar para niños administrado por el gobierno local en el sudoeste de Londres.
Entonces pesaba apenas unos 35 kilos y medía 1,57 metros. Parecía menor de los 14 años que tenía.
Pese a su juventud, ya tenía una vida atribulada y las cosas iban a ponerse peor.
Ahora, 38 años más tarde, Mark aún sufre las consecuencias de aquellas vivencias.
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"Cuando era pequeño, era un niño tan amable como te puedas imaginar", dice.
"Lo que le ocurrió a aquel niño está terriblemente mal y está terriblemente mal que se permita que eso siga pasando".
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Mark sufrió abusos sexuales por parte de un gerente del hogar de niños. No fue el único en ese lugar. De hecho, incluso hubo chicos a quienes llevaron a otros lugares para someterlos a abusos.
Aunque era pequeño y vulnerable, Mark era un niño brillante y muy comunicativo, que lograba hacer frente a las situaciones siendo más astuto que los demás. "Usaba el lenguaje como un arma", asegura.
Tenía poca formación, pero entre los 20 y los 40 años logró trazarse una carrera exitosa trabajando en ventas de radios comerciales.
Explica que su estrategia para librarse de sus terribles traumas de infancia consistió en encerrarlos en una caja mental marcada con el mensaje de "no abrir nunca".
Una depresión muy profunda
Pero todo se vino abajo en enero de 2013 cuando la policía tocó a su puerta.