El argentino Marco Trungelliti le tuvo que pedir a su abuela de 89 años que saliera de la ducha para viajar en auto 10 horas desde Barcelona a París: iba a jugar en Roland Garros.
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El tenista, de 28 años y 190 en el ranking mundial, estaba en su casa de Barcelona con su familia tras caer eliminado en el torneo preclasificatorio del grand slam parinsino.
Sin embargo, cuando el australiano Nick Kyrgios se tuvo que retirar del torneo por una lesión en el codo, Trungelliti se convirtió en uno de los "perdedores afortunados" que entraron al cuadro principal del abierto de París.
El resto es una "historia maravillosa", como la ha llamado Roland Garros.
El viaje por tierra
Tenía que regresar a París cuanto antes y hacerlo por avión era un riesgo, las huelgas en el sector había provocado numerosas cancelaciones.
Así que decidió hacer los más de 1.000 km de viaje en auto: con su abuela Dafne, su madre, Susanna, y su hermano Andre.
Y no les tomó mucho tiempo prepararse para la travesía. "Mi abuela estaba en la ducha y le dije: ‘Ok, nos vamos a París’. Hay muchos vuelos cancelados".
"Necesitábamos a mi abuela. En media hora hicimos el equipaje, las maletas y nos fuimos".