En mayo de 2018 surgieron nuevos detalles sobre el galeón español San José, hundido frente a las costas de Colombia por un buque británico hace 300 años.
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Se dice que la embarcación transportaba oro, plata y piedras preciosas recaudadas en las colonias del imperio de España en Sudamérica para entregarlas al rey Felipe V, quien necesitaba fondos para la guerra de Sucesión Española.
Colombia afirma que descubrió los restos del naufragio en algún lugar frente a las costas de la ciudad portuaria de Cartagena, en 2015.
El año pasado, el presidente Juan Manuel Santos declaró que la operación de rescate "inicia un nuevo capítulo en la historia cultural y científica, no sólo de Colombia sino de todo el mundo".
Entretanto, un equipo de arqueólogos marinos, con la ayuda de un robot submarino, inició una investigación y publicó nueva información sobre lo que se ha descubierto hasta ahora.
Algunas personas ya han especulado que podría tratarse del más grande tesoro hundido de todos los tiempos, valorado en miles de millones.
El San José es uno de miles de naufragios en todo el mundo y la recuperación de cargamento histórico presenta una perspectiva tentadora para arqueólogos y cazadores de tesoros.
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Así que, ¿a quién le pertenece el naufragio?
Existen acuerdos internacionales cuyas reglas rigen partes del proceso de la búsqueda de tesoros.
Sin embargo, la decisión de quién tiene el derecho a quedarse con el valioso contenido de la nave tiende a ser tomada entre países bajo la ley internacional, dice Robert Mackintosh, un abogado y arqueólogo de la Universidad de Southampton, Inglaterra.
"Es un panorama muy complejo, ya que muchos estados y personas pueden tener intereses variados y frecuentemente rivales en el naufragio, intereses que tienen sus orígenes y diferentes conjuntos de leyes", explicó.
Por ejemplo, el dueño original de la embarcación tiene un derecho viable de propiedad. Pero ese derecho puede ser reemplazado por el país que tiene el reclamo de las aguas territoriales donde se descubrió la nave naufragada.
"Al vuelo"
"El océano es el museo más grande del mundo", expresa el arqueólogo marino Peter Campbell.
Y la caza de tesoros en barcos hundidos es un negocio inmenso.
La especulación sobre el valor del contenido de un naufragio puede dispararse aún antes de que los artículos sean rescatados.
Pero, frecuentemente, los costos operacionales de la investigación arqueológica pueden resultar siendo mayores que el valor del propio naufragio, indica Campbell.
Informes noticiosos sugieren que el contenido del San José podría valer hasta US$17.000 millones. Aunque cuando el gobierno colombiano hizo público el descubrimiento, en 2015, el valor estimado que se reportó del tesoro estaba entre US$1.000 millones y US$10.000 millones.
La cifra de US$17.000 millones "parece haber sido agarrada al vuelo", sugiere Campbell.
Aún así, los expertos concuerdan en que el San José tiene inmenso valor financiero y cultural.