"Cuando llegamos todavía la lava ardía y había cadáveres calcinados por todos lados".
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Erick Pérez, un oficial del grupo de acción rápida de la Dirección de Fuerzas Especiales de la Policía de Guatemala fue uno de los primeros en llegar al poblado de El Rodeo el pasado domingo tras la erupción del Volcán de Fuego.
Ríos de lava, lodo y cenizas comenzaron a inundar la comunidad y sepultar todo resto de vida.
"Son cosas que uno no se acostumbra a ver y creo que nunca se me olvidará esto, todo lo que he visto aquí", cuenta a BBC Mundo.
Pero mientras recorrían los pocos sitios que todavía eran transitables, se trepaba sobre los techos de las casas que habían quedado sumergidas en una nata viscosa de piedra ardiente, un sonido familiar lo llevó a cambiar de dirección.