El 31 de mayo de 1918, el ejército alemán lanzó un sorpresivo ataque cerca del bosque de Retz, en el nordeste de Francia.
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Era el último año de la Primera Guerra Mundial y los alemanes trataban desesperadamente de vencer a los aliados.
El bloqueo británico estaba devastando la economía alemana. Había escasez de alimentos y combustible. El Imperio Alemán se enfrentaba a una hambruna y a una derrota.
Las unidades francesas en Retz que resistían el embate alemán recibieron refuerzos.
Entre ellos, un nuevo tanque, el FT.
En comparación con los tanques gigantes británicos que habían usado en los 18 meses anteriores con resultados regulares, estos eran diminutos.
Solo tenían espacio para dos personas.
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Pero resultaron muy efectivos. Los 30 tanques utilizados en esta batalla ayudaron a hacer retroceder a los alemanes.
Los tanques solo dejaban de avanzar porque la infantería que los acompañaba no podía seguirles el ritmo.