"Señor decano, procedemos a tomar la Universidad".
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Con esas palabras recuerda Isidora Parra, una de las voceras de la toma feminista de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile, el momento en que ella y sus compañeras anunciaron a las autoridades de la entidad que este —el pasado 27 de abril— sería su último día de trabajo hasta nuevo aviso.
"Recojan sus cosas y no vengan mañana", les ordenaron.
Ya había pasado la "asamblea de emergencia" en la que cientos de estudiantes, entre euforia e improvisación, decidieron la toma.
Ya las feministas habían tomado otras universidades del país. Ya el machismo estaba instalado en la agenda política.