"Esto es un desastre", era una frase repetida en medio de la gran crisis económica de 2008.
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Cuando pasó el pánico inicial, la pregunta obvia que muchos se plantearon fue qué se puede hacer para que esto no vuelva a ocurrir, o al menos, si sucede que sea menos catastrófico.
En Estados Unidos, la cuna de las hipotecas tóxicas que desencadenaron la crisis y posterior recesión, se aprobaron varias regulaciones con el fin de evitar que los bancos siguieran haciendo inversiones especulativas de alto riesgo.
Una de ellas, aprobada durante el gobierno de Barack Obama, es la "Regla de Volcker" que debe su nombre al expresidente de la Reserva Federal (Fed), Paul Volcker.
La norma fue creada para restringir la capacidad de los grandes bancos de hacer apuestas utilizando depósitos garantizados y otros fondos que les confían sus clientes.
Por otro lado, la regulación limita las inversiones de los bancos en fondos de cobertura y firmas de capital privado.
En definitiva, obliga a los especialistas en toma de riesgos a seguir las precauciones necesarias para amortiguar una potencial caída.
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¿Más simple o más riesgoso?
La polémica comenzó cuando la Fed propuso a fines de mayo relajar los límites de la emblemática regla, despertando la suspicacia de analistas que ven la idea como un primer paso para una mayor desregulación bancaria.
"Cualquier debilitamiento de la regla resultará en que los bancos nuevamente empujarán los límites, jugarán en el sistema y aumentarán sus operaciones peligrosas", le dijo a BBC News Mundo Dennis Kelleher, presidente y director ejecutivo de la organización independiente Better Markets, con sede en Washington.
En cambio la Fed argumenta que los cambios buscan "simplificar y mejorar" la norma para que su cumplimiento sea más sencillo, sin poner en riesgo la seguridad del sector.