La adicción a los videojuegos está considerada por la Organización Mundial de la Salud, a partir de ahora, como una enfermedad mental.
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Así lo estableció la organización, que decidió incluir al "trastorno por videojuegos" en su decimoprimera revisión de la Clasificación Internacional de Enfermedades (ICD, por sus siglas en inglés) publicada esta semana.
Este trastorno se define como un patrón de comportamiento frente a esta forma de entretenimiento que tiene una naturaleza e intensidad tal, que produce una marcada aflicción y una disfunción significativa en las relaciones personales y familiares, y en las actividades educativas y sociales de la persona que lo padece.
Según la ICD, este desorden está vinculado a la insuficiencia de actividad física, una dieta poco saludable, falta de sueño, comportamiento agresivo, y depresión, entre otras cosas.
El objetivo principal de la OMS al incluir este trastorno en su guía es que pueda servir globalmente para identificar y tratar sus síntomas.
Pero dada la popularidad creciente de videojuegos como Fortnite o Minecraft entre los jóvenes, ¿cómo saber si tu hijo (o tú) es realmente adicto a los juego o si, como a muchos otros niños, sencillamente le fascinan?