Es un caso que tiene a la policía holandesa desconcertada desde hace más de dos años.
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Un hombre de 56 años, identificado por la policía como Ali Motamed, fue asesinado en 2015, cuando dos asaltantes le dispararon a quemarropa.
En marzo dos sujetos fueron detenidos en relación con el asesinato.
Pero los reportes dicen que la víctima vivía cerca de Ámsterdam bajo un nombre falso y que en realidad era uno de los fugitivos más buscados de Irán.
Se sospecha que su verdadera identidad era Mohammad Reza Kolahi Samadi, quien estaba acusado de plantar una bomba que resultó en el ataque más letal de la historia moderna iraní.
Motamed vivía con su esposa e hijo adolescente en la ciudad de Almere. Trabajaba como electricista y sus vecinos dicen que era un hombre de familia tranquilo y agradable.
La policía asegura que no tenía conexiones criminales.
Sin embargo, su muerte tiene todos los indicios de haber sido un asesinato por contrato. La pregunta es, ¿quién quería matarlo?