Yve Gibney llevaba felizmente casada 17 años cuando su marido empezó a actuar raro. Aquí explica cómo ella terminó comportándose como una detective hasta descubrir que él tenía una vida paralela.
PUBLICIDAD
Nos conocimos en Lagos, en Nigeria, en 1995. Era un viernes y estábamos en un club social, alrededor de una mesa de billar.
Yo estaba en ese país para trabajar como enfermera y él, en una empresa de construcción.
Fue una atracción inmediata.
Le di mi número de teléfono pero me equivoqué y le di uno erróneo, así que no supe nada de él durante varias semanas. Después de eso nos volvimos a encontrar y desde ese momento fuimos prácticamente inseparables. Me dijo que sí había intentado llamarme.
Todo fue muy rápido, nos casamos a los tres meses. Creo que es algo que uno siente. Ambos habíamos tenido relaciones largas antes y simplemente parecía lo correcto. Todo fluía y parecía un paso natural.
Nuestro hijo nació dos años después de que nos casáramos. Pero yo tenía también un hijo mayor que estaba a punto de dar un examen muy importante en el colegio, así que volví a Reino Unido a ayudarlo.
Incluso entonces pensaba que teníamos un matrimonio feliz.