Si te preocupan problemas como la contaminación o el estrés, puede que pienses que cambiar la ciudad por el campo podría mejorar tu vida no solo en términos de felicidad, sino también de salud.
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Pero sorprendentemente no abundan los estudios científicos que puedan ayudarnos a determinar cuáles son realmente los entornos más saludables para vivir.
Y a medida que los investigadores comienzan a deshilvanar las relaciones entre el bienestar y el ambiente, descubren que muchos factores contribuyen o reducen los beneficios de un entorno determinado, de una metrópolis con millones de habitantes a una playa desierta.
"Lo que estamos intentando hacer un grupo de investigadores de todo el mundo es no difundir información sobre esto a la ligera, sino encontrar pruebas de los pros y los contras de cómo los entornos naturales, y nuestra cada vez mayor separación de ellos, puede estar afectando a la salud y al bienestar", dice sin embargo Mathew White, un psicólogo ambiental de la Escuela de Medicina de la Universidad de Exeter, en Inglaterra.
White y otros investigadores están revelando que un número aparentemente infinito de factores determinan cómo influye en nosotros lo que nos rodea.
Y estos pueden incluir el pasado de una persona y las circunstancias que le toca vivir, la calidad y el tiempo que está expuesto a un entorno, y las actividades que realiza en él.
Espacios verdes
En términos generales, sin embargo, los resultados sugieren que los espacios verdes son buenos para quienes vivimos en áreas urbanas.
Quienes residen cerca de parques o árboles tienden a gozar de menores niveles de contaminación en el aire, menor contaminación acústica producida por la actividad humana y de su capacidad para refrescar el ambiente (algo que cada vez será más útil a medida que el planeta se calienta).