El periodista Kadaria Ahmed cuenta en este artículo cómo se está gestando la crisis que está sacudiendo el estado de Zamfara, en Nigeria.
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Cuando crecía hace 50 años en el estado de Zamfara, en el noroeste de Nigeria, nunca habría podido imaginar su futuro de pobreza absoluta y violencia creciente.
La capital del estado, Gusau, solía ser una ciudad próspera.
La compañía británica John Holt tenía una fábrica de curtidos que compraba pieles y las trataba antes de enviarlas a Europa. El gigante del azúcar Tate y Lyle también estaba presente en la ciudad.
Y había una fábrica textil, un molino de aceite y una planta donde se procesaba el algodón para la exportación.
De niños, nuestro lugar favorito en Gusau era la fábrica de dulces, propiedad de una familia libanesa que, en realidad, eran locales de pies a cabeza. Allí podíamos satisfacer nuestra necesidad de golosinas por muy poco dinero.