(*La autora de este artículo pidió mantener el anonimato).
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Tengo un secreto. No, realmente no es un secreto. Es algo sobre lo que habitualmente le miento a la única persona en el mundo con quien comparto casi todo.
Mi novio y yo vivimos juntos. Compartimos nuestra casa, nuestra cama, nuestras compras, nuestras esperanzas, nuestros miedos y nuestra cuenta bancaria conjunta.
Sé todo sobre él, incluso las cosas que desearía no haber sabido, y él sabe todo sobre mí, incluso las cosas que he tratado de olvidar.
Eso es amor, ¿verdad? La divulgación completa.
Pero gano más que mi novio, y hago todo lo posible por ocultarlo. ¿Por qué?