"Yo sabía que, a pesar de las llamas, tenía que saltar".
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Jacqueline Flores recuerda así los momentos que siguieron al accidente del avión AM2431 de Aeroméxico que este martes debía llevarla de Durango a la capital mexicana y terminó conmocionando al país entero.
"La aeronave quedó partida y el fuego avanzaba rápidamente. La gente había entrado en pánico", recordó para BBC Mundo la sobreviviente.
Según el gobernador de Durango, José Rosas, el avión fue "repentinamente afectado por una ráfaga de viento que lo hizo descender bruscamente y tocar tierra con el ala izquierda, desprendiéndose los dos motores".
Como consecuencia el Embraer E190 "se proyectó fuera de la pista", arrastrándose unos 300 metros en un terreno desigual y lleno de maleza, según la información oficial que se dio en una conferencia de prensa.
La aeronave quedó muy dañada y, como contó Jacqueline Flores, al poco del accidenté se cubrió de llamas y humo.
Pero aún así muchos de los pasajeros lograron salir caminando por su propio pie antes de que llegaran los equipos de emergencia.