"Ni un dólar para los golpistas", dijo Hugo Chávez en febrero de 2003 antes de aprobar un estricto sistema de control cambiario, una de las principales señas de identidad de la economía de Venezuela.
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Lo que en principio era una medida temporal tras un largo paro petrolero que dañó la economía venezolana —dependiente casi en exclusiva del crudo—, se convirtió en un pilar de la política económica durante los últimos 15 años de gobierno socialista, primero con Chávez y más tarde con Nicolás Maduro.
Pero la plenipotenciaria Asamblea Nacional Constituyente (ANC), compuesta exclusivamente por el oficialismo, aprobó este jueves la propuesta del gobierno de flexibilizar el control y permitir que las personas privadas puedan operar con sus dólares a través de casas de cambio.
En concreto, se deroga la ley de ilícitos cambiarios y se elimina un artículo de la ley del Banco Central que impedía transar divisas libremente.
"Es una gran oportunidad, es un nuevo comienzo", dijo el vicepresidente Tareck El Aissami, vicepresidente del área económica, ante la ANC.
Pero al tiempo de ser aprobada la medida no estaba claro cuál será su alcance en medio de la grave crisis económica que vive el país.
El Estado ha visto caer sus ingresos, mayoritariamente provenientes del sector petrolero. La actividad económica se ha reducido drásticamente y Venezuela sufre la mayor inflación del mundo: el Fondo Monetario Internacional (FMI) calcula que cerrará el año en 1.000.000%.
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La devaluación en los últimos años de la moneda, el bolívar, ha provocado que los venezolanos buscaran protegerse sobre todo con dólares, cuya oferta oficial está controlada por el Estado.
Eso generó un mercado paralelo, ilegal, pero que en realidad es el de referencia, el más usado. Y refleja un tipo de cambio muy superior al oficial y en continuo crecimiento.
Mientras que el cambio oficial, llamado ahora Dicom, dice que un dólar cuesta 172.800 bolívares, el paralelo, el que mejor refleja la oferta y demanda de dólares (y en el que los usuarios se guían por varias páginas web con métodos opacos de cálculo) señala que un dólar cuesta más de 3,5 millones de bolívares.
Hace dos años, un dólar costaba 1.000 bolívares, de acuerdo a esas páginas.
Su precio ha aumentado al crecer la demanda de dólares y escasear la oferta. El gobierno, por su parte, acusa a esas webs de ser especuladores con el fin de dañar la economía del país.