El 7 de agosto de 1987 la nadadora estadounidense Lynne Cox desafió las heladas aguas del estrecho de Bering para ser la primera persona en cruzar a nado entre Estados Unidos y la Unión Soviética.
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Fue una hazaña que ayudó en aquel momento a aliviar las tensiones entre ambos países, todavía inmersos en la Guerra Fría.
"Yo solo quería abrir las fronteras para que pudiéramos ser amigos", recordó Cox en una ocasión durante una entrevista con el periodista de la BBC Simon Watts.
"La dificultad es que nadie creía que eso podía pasar".