Los tratamientos que prometen "rejuvenecer" y remodelar la vagina no implican un procedimiento quirúrgico, pero eso no los hace necesariamente seguros.
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Eso advierten los especialistas sobre las llamadas "terapias" ya que, aseguran, pueden producir quemaduras, cicatrices y dolores intensos y recurrentes en una de las partes más sensibles y con más terminaciones nerviosas del cuerpo de la mujer.
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Algunas incluso prometen tratar afecciones y síntomas relacionados con la menopausia, la incontinencia urinaria o la función sexual, pero no hay evidencias científicas que lo avalen y los riesgos son grandes.
"Estos productos tienen riesgos graves y no hay pruebas suficientes para respaldar su uso con estos fines. Estamos profundamente preocupados de que las mujeres puedan salir perjudicadas de tratamientos como este", dice una advertencia lanzada por la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés).
En Estados Unidos este tipo de "terapias" se han vuelto muy populares y la FDA ha prometido tomar medidas si continúa la publicidad engañosa de un "procedimiento peligroso que no tiene un beneficio comprobado".
También en Reino Unido, donde algunos cirujanos comparten la opinión de la FDA.
"Ha habido un aumento exponencial en el interés por la salud y el bienestar sexual de las mujeres y, claro que debe fomentarse, pero siempre desde una perspectiva educativa y confidencial, no como una terapia comercial engañosa", le dijo a la BBC Paul Banwell, cirujano plástico y miembro de la Asociación Británica de Cirujanos Plásticos Estéticos.