Es uno de los hombres más ricos del planeta. El príncipe Alwaleed bin Talal, uno de los principales inversionistas de Arabia Saudita, es un magnate que se mueve en los círculos más influyentes a nivel internacional, codéandose con jefes de Estado, políticos, empresarios, celebridades.
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Tiene una fortuna estimada en US$18.700 millones (según la revista Forbes) y de US$16.900 millones (según Bloomberg), aunque no se sabe con exactitud a cuánto puede ascender realmente su imperio financiero.
Es propietario de acciones de empresas públicas y privadas en Estados Unidos, Europa y Medio Oriente a través de su firma de inversiones Kingdom Holding, de la cual un 5% transa en la bolsa saudita.
Su cartera de inversiones ha incluido empresas como Apple, Twitter, Lyft, GM, Citygroup, 21st Century Fox, la cadena de hoteles Four Seasons, el hotel George V en París y el hotel Savoy en Londres, además de inversiones inmobiliarias y en televisión satelital en el mundo árabe.
Con esas credenciales parecía intocable, hasta que en la noche del sábado 4 de noviembre fue arrestado junto a otros 10 príncipes, ministros y exministros, empresarios y más de 300 personas, luego que un comité anticorrupción, liderado por el príncipe heredero Mohammed bin Salman, iniciara una investigación sobre las fortunas de los poderosos.
Sin embargo, en vez de ir a una cárcel normal, el magnate estuvo detenido en el hotel Ritz-Carlton de Riad, uno de los más lujosos del mundo, que por esos días se hizo conocido como la "cárcel de oro".