Gabriel García Márquez, Cartagena de Indias, Shakira o el vallenato, forman parte de una industria cultural colombiana que se ha internacionalizado en las últimas décadas.
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"Estamos comprometidos con el impulso a la economía naranja para que nuestros actores, artistas, productores, músicos, diseñadores, publicistas, joyeros, dramaturgos, fotógrafos y animadores digitales conquisten mercados, mejoren sus ingresos, emprendan con éxito", dijo el presidente de Colombia Iván Duque, cuando tomó posesión del cargo.
¿Pero a qué se refiere exactamente Duque cuando habla de "economía naranja" y qué tan efectiva puede ser para generar riqueza en un país?
Aunque los expertos no se ponen de acuerdo, al menos en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), donde Duque trabajó y escribió sobre el tema, hablan de la economía creativa o "economía naranja", como la producción de bienes y servicios culturales que están protegidos -o pueden estar protegidos- por derechos de propiedad intelectual.
¿Y qué peso económico tienen estas empresas creativas?
"Es muy grande. En el mundo -mirando el tamaño- son comparables a la economía italiana", le dice a BBC Mundo, José Miguel Benavente, economista y coautor del estudio "Políticas públicas para la creatividad e innovación" del BID.