En Perú vive una mujer que dice ser la dueña de Machu Picchu y del terreno en el que los incas construyeron la famosa ciudadela.
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Se trata de Roxana Abrill, quien asegura que el impresionante complejo arqueológico, le pertenece a su familia.
En 2003, Abrill interpuso una demanda de reivindicación de la propiedad contra el Estado peruano para que le devuelvan el terreno, ubicado en el sureño Cusco, o le paguen por este.
Tres años después amplió el reclamo para pedir que le restituyan las ruinas mismas.
Mientras Abrill sumaba batallas legales, en la última década los restos incas no han hecho más que incrementar su fama: en 2007 fueron elegidos como una de las siete maravillas del mundo moderno y el número de visitantes se ha disparado hasta alcanzar entre 3.000 y 6.000 diarios.
Pero en Perú no solo Abrill reclama la propiedad de las famosas ruinas.
Blanca Zavaleta afirma que ella y sus hermanos son dueñas de los terrenos que rodean Machu Picchu y en los que se encuentran unos caminos incas, populares entre viajeros aventureros.