Argentina ya contaba con la tasa de interés más alta del mundo después de que se decidiera aumentar esa referencia al 40% en mayo pasado.
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Ahora, en medio de una grave crisis económica, el Banco Central argentino (BCRA) la incrementó hasta el 60%.
Se trata de una cifra que casi triplica a la de Venezuela, el país con la segunda tasa más alta del mundo (22,58%).
El sorprendente aumento que anunció este jueves el gobierno de Mauricio Macri busca lo mismo que en mayo, cuando empezó la vertiginosa caída del peso (que ha perdido en el último año más del 50% de su valor frente al dólar): hacer más atractiva la moneda local.
La idea es que la gente deje de comprar dólares o gaste sus pesos antes de que pierdan valor por la galopante inflación, que ya ha alcanzado una cifra interanual del 31%.
Así, se los incentiva a invertir en pesos.
La tasa de referencia que estableció el BCRA significa que por cada peso invertido en un instrumento en moneda local, al cabo de un año el inversor recibirá 1.6 pesos, es decir un 60% más.
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De esta forma -creen los economistas del gobierno- se combatirán al mismo tiempo dos problemas: se frenará el alza del dólar y se reducirá la inflación, que aumenta con el consumo.
Sin embargo, numerosas voces se han alzado para criticar la estrategia oficial, que en el corto plazo no ha servido para contener al dólar, que este jueves alcanzó un nuevo valor récord de cerca de 40 pesos y marcó la peor depreciación de moneda del día en todo el mundo.
"Un disparate"
Cristiano Rattazzi, presidente de la empresa de automóbiles Fiat, y uno de los empresarios más reconocidos de Argentina, consideró este jueves que "la tasa al 60% es un disparate".