Sin puertas en los baños, ni café, con una multimillonaria deuda y más de tres décadas de fracasos y decepciones deportivas.
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Esa era la realidad del Manchester City hace 10 años, época en la que el club ciudadano, opacado a la sombra de su glamuroso eterno rival, el Manchester United, estuvo cerca de desaparecer sumergido en un caos financiero.
De allí de la importancia de lo que ocurrió el 1 de septiembre de 2008, fecha en la que el grupo inversor Abu Dhabi United, propiedad del jeque Mansour bin Zayed al-Nahyan, acordó la compra del equipo que transformaría para siempre la Liga Premier y el fútbol en general.