Todos los mexicanos crecieron con esta imagen: Agustín de Iturbide, el personaje que en 1821 consumó la Independencia de México, fue un villano.
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Una reputación que, durante más de dos siglos, muchos han asumido como bien ganada.
Y es que tras una sangrienta guerra que terminó con la colonia que era la Nueva España, el Dragón de Hierro -como se conocía a Iturbide- tomó una inesperada decisión.
Se proclamó Emperador de México, aunque la monarquía era parte de lo que miles de personas habían combatido durante más de una década.
Esa es, al menos, la historia oficial que se imparte en todas las escuelas del país. Pero algunos creen que no es la versión completa.
Y uno de ellos es Pedro Fernández, autor del libro "Iturbide, el otro padre de la patria". El escritor insiste en que el país que hoy es México no hubiera sido posible sin el papel del polémico personaje.