La expulsión del sacerdocio es la mayor sanción que se puede aplicar en contra de un miembro del clero católico.
PUBLICIDAD
Y en el marco del escándalo de abusos sexuales que envuelve a la Iglesia Católica en Chile, el castigo se le acaba de aplicar a quien era uno de sus miembros más conocidos: Cristián Precht, durante mucho tiempo un ícono de la defensa de los derechos humanos en el país sudamericano.
Pretch ya había sido separado de sus funciones sacerdotales en 2012, luego de denuncias de abuso sexual a menores y adultos que habían salido a la luz un año antes.
Pero cuando cumplió su sanción inicial de cinco años, en diciembre de 2017, nuevas denuncias en su contra obligaron a realizar otra investigación por parte del Vaticano.
Y fue el papa Francisco quien este fin de semana ordenó la "reducción a la condición laical" del hombre que durante la década de los 70 y 80 dirigió la Vicaría de la Solidaridad, que ofreció refugio y apoyo a los perseguidos políticos del régimen de facto del general Augusto Pinochet.
"El Papa ordena de forma inapelable la dimisión del estado clerical ‘ex officio et pro bono Ecclesiae‘ y la dispensa de todas las obligaciones unidas a la sagrada ordenación del reverendo Cristián Precht Bañados", dijo la Arquidiócesis de Santiago, citando al prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, cardenal Luis F. Ladaria.
Líderes del grupo de víctimas de abusos sexuales de miembros de la Iglesia Católica en Chileapoyaron la decisión.
PUBLICIDAD
"No será cárcel, pero que se lo expulse de cura a Precht para mí es algo de justicia. Sus abusos provocaron al menos un suicidio y mucho sufrimiento. Cuando nos creen, hay justicia. Sea quien sea. Es simple", escribió en su cuenta de Twitter, José Andrés Murillo, un vocero de las víctimas.
Pero, ¿cómo se convirtió Pretchen una figura tan respetada en el país y cómo cayó en desgracia en menos de cinco años?
Vicaría de la Solidaridad
Luego de que Augusto Pinochet se hizo con el poder en Chile después del golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973, la Iglesia Católica asumió un rol destacado en la defensa de los derechos humanos violentados bajo el gobierno de facto.
Y eso llevó a la creación en 1976, de la Vicaría de la Solidaridad, una entidad que se dedicó a "otorgar asistencia jurídica, económica, técnica y espiritual a las personas perseguidas por el régimen militar", según se lee en su página de internet.