Hay días en que solo quiere comer del plato azul, otros en que no quiere comer. Pide ver la tele o el iPad a la hora de dormir, y cuando sus padres le dicen que no, empieza a tirar sus juguetes, llora desesperadamente y se tira al piso. Después no quiere entrar a bañarse, y cuando lo hace, no quiere salir.
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Situaciones como éstas son parte de la rutina de los padres cuyos hijos se aproximan a los dos años de edad, una fase conocida como la "adolescencia de los bebés".
Y estos padres, que estaban acostumbrados a un bebé que aceptaba casi todo pasivamente, se ven ahora frente a un niño con voluntad propia, listo para hacer un berrinche si no cumplen con sus deseos.
La buena noticia es que no solo es normal, sino una parte crucial de su desarrollo. Y lo aprendido a esa edad, ayudará a moldear cómo lidiará con sus sentimientos en la vida adulta.
La segunda buena noticia es que hay muchas formas inteligentes de lidiar con estos comportamientos, siempre y cuando los padres se armen de estrategias y (mucha) paciencia.