Gobiernos y ciudadanos tienen mucho que aprender de los desastres naturales.
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Pero el sismo que azotó México el 19 de septiembre de 2017 -provocando la muerte de 369 personas en el centro del país- evidenció lecciones no aprendidas, o que se olvidaron en poco tiempo.
Desde que ocurrió el terremoto, son frecuentes las denuncias sobre edificios mal construidos, y que se desplomaron o sufrieron daños irreparables.
Hay investigaciones de desvío de recursos destinados a atender a damnificados hacia las campañas políticas.
Y desde hace un año existen decenas de personas que duermen en campamentos improvisados, porque se incumplió la promesa de reconstruir sus casas.
Desde el terremoto de 1985 que devastó a una parte de Ciudad de México, muchos pensaron que ésta clase de problemas no se repetirían.
Pero ocurrieron de nuevo.
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“Nos empeñamos en olvidar nuestras tragedias”, le dice a BBC Mundo Carlos Flores, autor del libro "Aquí volverá a temblar" y excoordinador de la Comisión para la reconstrucción de Ciudad de México.
“Cada que viene un evento natural en la ciudad lo volvemos a enfrentar desde cero, particularmente con los sismos”, lamenta.
La historia
En el terremoto de 1985, de magnitud 8,1, murieron más de 12.000 personas y se registraron daños a cientos de casas y edificios.
Muchas de las víctimas fueron rescatadas por brigadas de ciudadanos que se organizaron voluntariamente para remover los escombros.
En esos primeros días las autoridades permanecieron virtualmente ausentes.