En lugar de celebrar la Navidad en familia, Carlos Perches y Ramón Sardina decidieron el 25 de diciembre de 1985 llevar a cabo uno de los robos más escandalosos de la historia reciente de México.
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Los estudiantes de veterinaria, que por entonces tenían menos de 30 años, burlaron la seguridad del mundialmente famoso Museo Nacional de Antropología e Historia de Ciudad de México y sustrajeron más de 100 joyas arqueológicas.
Los jóvenes despistaron a las autoridades, que inicialmente manejaron la hipótesis de que un grupo de traficantes profesionales estaban detrás del robo.
Y el misterio sobre quiénes eran los culpables prevaleció hasta 1989, cuando fueron halladas las piezas de diferentes culturas prehispánicas, cuyo valor es "incalculable".