Para los antropólogos forenses, casi cualquier detalle sirve en la búsqueda e identificación de personas desaparecidas: un montículo en la tierra, un tatuaje, un diente roto…
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En el caso de esta historia, la clave fue una higuera que creció en un lugar inusual: una árida playa de Chipre.
En julio de 1974, la isla mediterránea quedó dividida en dos después de que una invasión de Turquía, iniciada un mes antes, pusiera fin a casi una década de conflicto entre griegos y turcos asentados allí.
Los turcochipriotas se quedaron con control de gran parte del norte de la isla y los grecochipriotas con el sur.
Los enfrentamientos que se registraron dejaron cerca de 2.000 personas desaparecidas.