Estoy a dieta desde que tengo 12 años.
PUBLICIDAD
Era gorda, con una cara suave y redonda, y muslos gruesos que se desbordaban a ambos lados de la silla.
Desde el momento en que me di cuenta, mi cuerpo -como muchos otros cuerpos gordos en ese momento- se convirtió en un problema.
Eran los años 90 y mi mamá lo sabía todo sobre las dietas, teníamos estantes llenos de libros para adelgazar.
Ser delgada me parecía un requisito de femineidad.
Y en aquel entonces, la gordura parecía ser un problema simple, que se podía resolver.
Te ponías a dieta, controlabas tu apetito, comías menos, hacías unos abdominales y te volvías delgada. ¡Simple!
PUBLICIDAD
Pero entre entonces y ahora, esta idea ha pasado totalmente de moda.
Hacer dieta no está bien visto, ahora nos desintoxicamos, seguimos un régimen basado en vegetales.
Progreso aparente
Es difícil decir exactamente cómo el estar a dieta pasó de moda. A medida que una nueva generación -la mía- crecía, empezó a rechazar a una industria que veía como explotadora, cruel y antifeminista.
Empezamos a rechazar la delgadez como ideal de belleza único.
Desde mediados de los 90 en adelante, dejamos de aceptar la talla cero como la norma y científicos empezaron a aparecer en los titulares de la prensa desmitificando la idea de que hacer dieta permitía bajar de peso y mantenerlo.
La culminación de este proceso pareciera haber llegado hace unas semanas con la portada de una revista de moda en la que aparece la modelo de talla grande Tess Holliday en traje de baño.
https://www.instagram.com/p/BnDZGlyAsQW/?utm_source=ig_web_copy_link
En es apariencia muestra progreso, pero el torrente de comentarios de odio que generó nos da una idea de lo profundamente enraizado que está el desdén por los cuerpos gordos.
Más adelante me explayaré sobre ello.
Obsesión
Cuando fui a mi primer encuentro de Weight Watchers (un grupo que sigue un plan para bajar de peso), a los 16 años, lo único que quería era ser flaca.
Era obesa, según mi índice de masa corporal.
No me interesaba la "salud" o cómo se sentía mi cuerpo por dentro. Quería que, como si fuese un película, se abriese el telón y yo apareciera en mi nuevo -delgado y hermoso- cuerpo.