El 14 de octubre, un obituario sobre una joven de una pequeña ciudad estadounidense se volvió viral en las redes sociales.
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Este describía la vida y la muerte de Maddie Linsenmeir, de 30 años, madre de Ayden, de dos años.
Su hermana, Kate O’Neill escribió el obituario en un periódico local. Tal como le dijo a la BBC su intención era mostrar un rostro humano detrás de la crisis que azota a Estados Unidos.
Después de tomar un analgésico a los 18 años, Maddie se volvió adicta y eventualmente murió de una sobredosis en Burlington, Vermont.
El amor y apoyo que su familia recibió cuando el tributo se hizo viral fue "hermoso", dice Kate, y agrega: "esperamos que esto ayude de alguna forma a reducir el estigma social de las adicciones".
El miércoles, el presidente Trump firmó un nuevo proyecto de ley para ayudar a combatir la epidemia, pero la familia de Maddie afirma que el país no ha logrado ayudar a los 2 millones de estadounidenses adictos a los opioides, un tipo de droga que incluye a la heroína y a los fármacos recetados, como los analgésicos.
El año pasado, 72.000 personas murieron en Estados Unidos por una sobredosis, el número más alto en la historia. El incremento más drástico se produjo en las muertes por fentanilo.
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"Mi hermana era una mujer hermosa y brillante. Quería ser estrella en un musical de Broadway y tenía la voz para lograrlo. Era exuberante en el amor y afección que daba a todos", dice Kate, que tiene 46 años y vive en Filadelfia.
La primera vez que Maddie tomó lo que resultó ser un analgésico altamente adictivo, llamado Oxycontin, fue en una fiesta cuando era adolescente.