Son uno de los fenómenos políticos del momento en Estados Unidos. Los Demócratas Socialistas (DSA, por sus siglas en inglés) multiplicaron por 10 su número de afiliados entre 2015 y 2018.
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De unos 5.000 miembros aumentaron a más de 52.000 y siguen creciendo.
Lo han hecho cargando consigo una de las etiquetas con peor imagen en la historia política de la principal potencia mundial: socialismo.
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Paradójicamente, gran parte de su crecimiento se lo deben al actual presidente republicano, Donald Trump.
"Hemos experimentado varios repuntes en la membrecía: cuando Trump ganó la elección, cuando tomó posesión de su cargo y, prácticamente, cada vez que el gobierno ha tomado alguna decisión muy opresiva o que ha molestado a mucha gente en los últimos dos años", explica Kristian Hernández, copresidenta del capítulo del Norte de Texas del DSA, a BBC Mundo.
En las próximas elecciones de mitad de período del 6 de noviembre, los Demócratas Socialistas contarán con 64 candidatos, de los cuales 5 buscan curules en el Congreso Federal, 1 optará a una gobernación y 25 competirán por escaños en los parlamentos estadales.
No han sido postulados, sin embargo, bajo las siglas del DSA sino como aspirantes del Partido Demócrata, en cuyas elecciones primarias participaron y triunfaron.