"Nunca lo vamos a olvidar", suelen decir los hinchas de Boca Juniors sobre el inédito descenso de River Plate a la segunda división del fútbol argentino, en 2011. Lo repiten, lo cantan, hurgan en la herida.
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Pero no son solo ellos: en el fútbol argentino, olvidar es casi imposible.
Torneos que se ganaron injustamente hace décadas, clásicos que se perdieron por goleada, algún detalle sobre la supuesta personalidad del otro: siempre hay una anécdota, un resultado, una hazaña con la cual se intenta humillar al otro.
En más de 100 años de férrea rivalidad entre Boca y River hay mucho dato para escoger. Y en esto todos parecen historiadores.
Por eso, lo que pase en la final de la Copa Libertadores, que por primera vez será disputada entre estos dos colosos del fútbol, será difícil de olvidar.
Es el torneo latinoamericano de clubes más importante. Con los dos equipos más grandes. Así que el tradicional "superclásico" será, por una vez, la "súperfinal". O "la final del mundo", como titularon varios diarios.