Son miles. Y su llegada sorprendió a Ciudad de México (CDMX), una de las ciudades más grandes de América Latina.
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La primera de varias caravanas de migrantes que partió de Honduras a mediados de octubre llegó a la capital mexicana a inicios de noviembre: al menos 4.500 personas, entre niños, mujeres, adolescentes y hombres jóvenes que saturaron el albergue que dispuso el gobierno de la ciudad en el estadio Jesús Martínez "Palillo".
Algunos llegaron enfermos, dijo el jefe de Gobierno, José Ramón Amieva. Otros llegaron deshidratados y hay casos de niños con desnutrición.
Y aunque la caravana ya anunció su intención de reemprender el viaje hacia la frontera con Estados Unidos este mismo viernes por la mañana, desde el sureste del país se acercan otros dos grandes grupos de migrantes.
Según las primeras estimaciones de las autoridades, esto podría hacer que en la ciudad se concentraran al menos 7.000 personas necesitadas de refugio.
Todo un reto para una ciudad que, según organizaciones civiles, ya vio como las capacidades del gobierno local quedaban rebasadas con la llegada de los primeros migrantes, a pesar de ser la única "ciudad santuario" para la migración que hay en México.