La que se considera una de las peleas de los pesos pesados más emocionantes de los últimos tiempos terminó en empate y en una noche inolvidable para los seguidores de la disciplina.
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El estadounidense Deontay Wilder, quien retuvo el título de esa categoría del Consejo Mundial de Boxeo (CMB), derribó en dos ocasiones al británico Tyson Fury.
Primero en el noveno asalto y después en el decimosegundo.
Sin embargo, la actuación del europeo sorprendió a los expertos y al mismo Wilder con sendos movimientos de cabeza y una sólida combinación de contragolpes.
De hecho, en ocasiones parecía que se alzaría el triunfo ante un ansioso y dubitativo Wilder.
Pero después de unos electrizantes 36 minutos de acción, los jueces alcanzaron una decisión dividida y el empate fue declarado.
Y como dijo Wilder: enviar a su oponente a la lona en dos ocasiones significó que "definitivamente él ganó la pelea".
"Un espectáculo"
Si no hubiese sido por la segunda caída, en la que el estadounidense conectó una poderosa zurda en un Fury que estaba empezando a descender, el resultado pudo haber sido otro.