Después de meses de amenazas y de tarifas como represalia, finalmente llegó un regalo de Navidad en forma de ausencia de nuevos aranceles a partir del 1 de enero, tanto para Estados Unidos como para China.
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El acercamiento entre las dos partes sin duda traerá un respiro a los mercados e inversores, al menos por ahora.
La guerra comercial entre las dos economías más grandes del mundo ha sido un importante factor de riesgo para los inversores este año y ha puesto bajo amenaza las perspectivas económicas de los países de la región de Asia Pacífico.
Y a pesar de algunas predicciones sombrías, incluida la mía, para la cena más vista del mundo, la química personal de los presidentes Trump y Xi parecía ser la fuerza de cimentación para que Estados Unidos y China aceptaran lo que parecían dos puntos de vista diametralmente opuestos.
Pero como siempre, el demonio está en los detalles y, a decir verdad, no hay muchos sobre este acuerdo.
Así que vamos a deshacerlo.
Un trato para el público interno
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Este fue un pacto que ambas partes necesitaban para elevar la imagen en sus respectivos países.
Es por eso que fue interesante que el primer indicio que tuvimos de que se había alcanzado un acuerdo viniera de los medios chinos.