El sábado fue con Andrés Manuel López Obrador en México; el lunes, con Recep Tayyip Erdogan en Caracas; y este miércoles, la fotografía fue con Vladimir Putin en Moscú.
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La agenda internacional del presidente de Venezuela en los últimos seis días ha estado inusualmente cargada: encuentros con tres jefes de Estado en una semana.
Y el dato no es menor dados los esfuerzos para aislar al gobierno de Venezuela que últimamente han hecho Estados Unidos, países América Latina y hasta la Unión Europea.
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"Para un gobernante sancionado por Estados Unidos y la Unión Europea, y repudiado en muchas capitales latinoamericanas como un ‘dictador’, han sido días de oxígeno diplomático", dice el corresponsal de BBC Mundo en Caracas, Guillermo D. Olmo.
"Maduro insiste en que la maltrecha economía venezolana puede sortear el cerco de las sanciones gracias a sus negocios con sus aliados contra ‘el imperialismo estadounidense’ y su agenda de los últimos días parece avalar esa tesis", afirma Olmo.
"Más que fotografías con otros jefes de estado lo que su gobierno necesita es dinero", agrega.