Durante los últimos 50 años, la predicción de Gordon Moore, uno de los fundadores de la empresa tecnológica Intel, dedicada a la fabricación de microprocesadores para computadoras, se ha estado cumpliendo.
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En 1965 el ingeniero dijo que cada 18 meses el número de transistores de los chips de silicio se duplicaría.
Los transistores constituyen el circuito de los microprocesadores, esenciales para el funcionamiento de cualquier computadora.
Poco después ajustó su cálculo diciendo que se necesitarían 24 meses y no 18. Fue así como nació la Ley de Moore.
El empresario llegó a esta conclusión de forma empírica, y el paso del tiempo no ha hecho más que confirmarla.
Además de afirmar que la potencia de la computación se incrementaría exponencialmente, Moore dijo que, al mismo tiempo, el costo de fabricación de ese componente de las computadoras disminuiría.
Pero hay un problema.
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Dificultades
La Ley de Moore ha permitido que, a lo largo de los años, las computadoras funcionen cada vez con más rapidez. Sin embargo, esa velocidad tiene un límite.
Los transistores se han vuelto más pequeños con el paso del tiempo, pero llegará un momento en el que su tamaño no podrá seguir disminuyendo.