La historia reciente de Hungría no registra grandes protestas.
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De hecho, los húngaros suelen apoyar en gran medida las políticas del partido en el poder desde 2010, el conservador nacionalista Fidesz-Unión Cívica Húngara.
Algunos dicen que incluso cuando cayó el Comunismo en el país, los húngaros tomaron las calles en mucha menor medida que los polacos o los alemanes del bloque del Este.
Pero esta última semana miles de personas han salido a las calles de Budapest -la capital del país- para registrar su descontento hacia una polémica nueva ley, aprobada por el Parlamento el pasado miércoles.
Los húngaros le llaman la "ley de esclavos".
Y aunque el gobierno asegura que la nueva normativa será beneficiosa para los trabajadores –si trabajas más, tendrás un mayor salario, defienden-, los sindicatos solo ven en ella un mecanismo de explotación.
400 horas extra al año
Los últimos cinco días han sido convulsos en Budapest.
"La multitud en medio de la nieve y el hielo afuera del edificio de la televisión estatal fue la mezcla más extraña y colorida de manifestantes que haya visto en Hungría en más de 30 años", describe Nick Thorpe, el corresponsal de la BBC en Europa Central.