Debajo del fondo del mar, alrededor de Japón, hay gas metano atrapado en el hielo.
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En algunos lugares, los sedimentos que cubren estos depósitos de agua congelada y metano se erosionaron, dejando montículos blancuzcos que parecen hielo sucio.
Si llevas a la superficie un trozo de este hielo y enciendes un fósforo cerca, no solo no se derrite, sino que además se prende fuego.
Programas de investigación y empresas internacionales en Japón, y en otros países, están compitiendo para extraer esta extraña sustancia contraintuitiva, conocida como hielo inflamable, para usar el metano como combustible.
Pero hasta ahora no ha sido fácil.
Un tema físico
Los hidratos de metano no son difíciles de encontrar. Suelen dejar una firma sísmica característica que puede ser detectada por los buques de investigación. El problema es recuperar ese gas y traerlo a la superficie.
"Una cosa que está clara: nunca vamos a bajar y explotar estos depósitos parecidos al hielo", dice Carolyn Ruppel, quien dirige el Proyecto de Hidratos de Gas del Servicio Geológico de EE.UU.