"Señor has venido a la orilla, no has buscado ni a sabios ni a ricos, tan solo quieres que yo te siga…"
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La melodía y la letra de esa canción perfectamente te pueden venir a la cabeza en cualquier momento y puedes tararearla una y otra vez sin saber muy bien por qué.
Y no es un éxito de Maluma ni el último lanzamiento de la estrella latina J.Balvin. No es un clásico del rock ni un tema inconfundible de una banda internacional reconocida.
Y sin embargo, si se canta en voz alta, es muy probable que otra persona la reconozca y se una al coro.
Es una canción de misa, repetida en las iglesias de países hispanohablantes desde hace décadas.
Pero, ¿cuál es el origen de esas canciones de misa y por qué resultan tan pegajosas?