Una criatura subterránea ha venido creciendo muy lentamente desde antes del nacimiento de Cristo.
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Se trata de un hongo en Michigan, Estados Unidos, cuyas estadísticas son impresionantes.
Tiene una edad de al menos 2.500 años, tiene un peso de cerca de 400 toneladas (equivalente al de tres ballenas azules) y se extiende a lo largo de 75 hectáreas (0,75 km cuadrados), lo que significa que mide cerca de 140 canchas de fútbol.
Los científicos calcularon la edad del hongo en base a su ritmo de crecimiento, pero creen que podría ser aún mayor.
Y el índice de cambios genéticos a lo largo de todos esos siglos ha sido extraordinariamente lento.
"Creemos que esta tasa tan baja de mutaciones es tal vez una clave de la estabilidad genética de este hongo y podría ser una de las explicaciones de su estabilidad", señaló Johann Bruhn, profesor emérito de botánica de la Universidad de Misuri, a la página web Live Science.
Mutaciones
El hongo de miel, Armillaria gallica, fue estudiado inicialmente en la década de los 80, cuando Bruhn publicó un primer trabajo sobre el tema junto a James Anderson, botánico experto en genética de hongos de la Universidad de Toronto, y Myron Smith, actualmente en la Universidad Carleton en Ottawa.