En cuanto se hizo oficial, comenzó el revuelo.
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El primer gran fichaje de 2019 es un estadounidense de 20 años que se convirtió en el jugador más caro de la historia para un futbolista de la Concacaf, la Confederación de Norteamérica, Centroamérica y el Caribe de Fútbol.
Se trata de Christian Pulisic, por quien el Chelsea desembolsó US$73 millones al Borussia Dortmund superando de lejos los más de US$25 millones que el Benfica pagó al Atlético de Madrid por el mexicano Raúl Jiménez en dos plazos y los US$22 millones que el Wolfsburgo alemán pagó por el estadounidense John Brooks en 2017.