Cada vez que una persona necesita un préstamo, el banco evalúa su capacidad de pago.
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Lo mismo le ocurre a las grandes empresas que en ocasiones -en vez de solicitar un préstamo al banco- se financian emitiendo deuda a través de un bono.
Suelen ser instrumentos de deuda a largo plazo, clasificados en una escala que va desde los más seguros, hasta los bonos con mayor riesgo de impago, también llamados "bonos basura" en la jerga financiera.
Y eso es precisamente un ángel caído: una empresa con dificultades para financiarse porque sus bonos cayeron en desgracia.
Algo así le ocurrió a la empresa estadounidense Xerox, una de las últimas en sumarse al club, luego que sus bonos fueran degradados hace unas semanas.
Según la agencia calificadora de riesgo Standard & Poor’s (S&P), en 2018 hubo 22 compañías a nivel global que entraron en la categoría de ángeles caídos, de las cuales tres son empresas latinoamericanas: Operadora de Sites Mexicanos, BRF (Brasil) y Globo (Brasil).