Moderno y pensado no sólo para trabajar sino para disfrutar, el hotel Courtyard, de la cadena Marriott, puso al servicio de ese concepto su diseño.
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Por: Carla Ingus M.
Quedarse y sentir placer, es parte de lo que la reconocida marca Courtyard de Marriott, con presencia en más de 40 países, espera.
Cada detalle apunta a una experiencia que sea memorable. A través de la luz natural, por ejemplo, quienes están de visita pueden energizarse y, porsupuesto, relajarse. Conceptos que se potencian con las privilegiadas vistas de Courtyard: a la Cordillera de los Andes y al cerro Manquehue por cada lado.
Siguiendo esa línea, la piscina temperada que se encuentra en el piso 18, cuenta con vista panorámica a todo Santiago.
Desde el lobby se aprecia la fusión estética, funcionalidad, tecnología y la mezcla perfecta de servicios para ofrecer al visitante siempre mayor control de lo que lo rodea. Un ambiente que si bien es sofisticado, logra ser cálido y atractivo, invitando durante todo el día a generar conexiones entre las personas. Un nuevo concepto para el pasajero actual que está siempre conectado, que tiene poder de decisión, es productivo, informado, proactivo y que celebra sus logros y éxitos.
The Bistro es el restaurant de cocina internacional y The Market un espacio para comprar alimentos y bebidas a la hora que sea. Todo está muy pensando en un perfil de visitante exigente.
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La evolución de esta cadena hotelera, en sus 30 años, persigue atraer tanto a viajeros de negocios como de placer, “como lo vemos con los avances en tecnología en todo el mundo, que negocios y placer ya no están separados. Así, esperamos posicionar este concepto y la marca Courtyard muy bien en Santiago y en Chile”, señala Eduardo Yoshimoto, gerente general.
De las 205 habitaciones, 140 son de una cama (para uso single o doble) y 60 habitaciones con dos camas, todas con 29 m2 disponibles. “Además, tenemos 5 suites de 58 metros cuadrados. También, 2 habitaciones para personas con capacidades diferentes y existen 20 habitaciones conectadas”, detalla.
DISEÑO
El interior de Courtyard cuenta básicamente en dos elementos: piedra y madera. Se trabajó sobre el concepto del oasis urbano, quienes diseñaron buscaban lograr una ambientación natural, con revestimientos que evocan dichos materiales. Laminados, porcelanatos, luces tenues y cálidas, que en conjunto con el mobiliario, tapices y colores dosificados generan el ambiente hotelero requerido por la cadena.
Desarrollaron como punto focal un cielo volumétrico inspirado en la cordillera, que al igual que ésta, genera continuidad en el espacio longitudinal del hotel, y otorga un sello local muy potente.
Las habitaciones del hotel fueron diseñadas como el punto final del recorrido: el oasis llega a su punto más íntimo.
La paleta de colores destinada a este sector es neutra, papeles, laminados, alfombras y textiles, con pequeños y puntuales guiños de color presentes en las sillas y el arte, que aportan vida a la habitación convertirla en un espacio pensado para cobijar al huésped de la estridencia propia de la ciudad.
¿Algún plus más? “Uno de los elementos que destacamos del hotel son los estacionamientos gratuitos que poseemos, tenemos más de 100 estacionamientos, los cuales están ubicados en el piso 5 y 7. Actualmente, somos uno de los pocos hoteles en Santiago que tiene este servicio de manera gratuita, además, estamos ubicados a un costado del centro comercial Parque Arauco, lo que hace que los estacionamientos gratuitos sean un plus y diferenciador extra a la hora de querer elegir un hotel para hospedarse en la capital”, concluye Eduardo Yoshimoto, gerente general.