Por: Valeska Silva Pohl
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La arquitectura sustentable del paisaje es una categoría relacionada con el planeamiento y diseño de los espacios exteriores que, a diferencia del paisajismo tradicional, incluye aspectos como lo ecológico, social y económico del paisaje. Actualmente, el diseño de un sistema de drenaje urbano sustentable, por ejemplo, suele contemplar un hábitat para la flora y fauna e implementar espacios recreativos, considerando el buen uso y ahorro del agua. En este sentido, el diseño de terrazas jardín o cubiertas verdes puede contribuir a un proyecto de paisaje urbano, o una cubierta verde colabora en el manejo del agua superficial, otorgando además espacios para la vida silvestre y la recreación.
La sustentabilidad es el nuevo objetivo del diseño exterior: un espacio al aire libre es probable que en el largo plazo de más materia a sus usuarios si utiliza poca energía, agua y fertilizantes para persistir y mantenerse. Si, a demás, genera poco ruido y baja contaminación, mejor aún.
Algunos ejemplos
“El agua en estos momentos, y a futuro, es un elemento escaso que hay que cuidar. Bajo esa premisa, los diseños de todas las áreas verdes se pensaron en la baja utilización del agua y la baja mantención. Para ello, debimos estudiar y observar qué especies requerían de poca agua y se adaptaban bien al suelo. Con esos dos conceptos, fuimos desarrollando plazas y parques donde combinamos espacios semi-duros y otros con mucha sombra, logrando así el objetivo”, sostiene la paisajista a cargo del proyecto, Soledad Donoso. Estos conceptos fundamentales forman parte de un trabajo a largo plazo. Este proyecto de crear una ciudad en los alrededores de Santiago se fue gestando hace años, donde lo principal era crear espacios de áreas verdes que sus habitantes pudieran disfrutar desde el primer día. Para lograrlo, hace 20 años se hicieron grandes plantaciones de árboles introducidos, que se fueron trasladando ya adultos a las diferentes áreas y espacios recreativos. “De esa manera se mezclaron las especies introducidas con las existentes en el lugar, como espinos, quillay, peumo, algarrobos, diseñando lugares muy atractivos y educativos”, agrega. Diego Croquevielle es el gerente general de Santa Elena, y destaca que han alcanzado un estándar inédito de protección en áreas verdes para un proyecto residencial privado: 69 m2 por habitante.
La profesional, junto a los arquitectos del proyecto, decidió jugar con distintas vegetaciones. La presencia de especies típicas rurales y el ambiente campestre dio pie a la idea de mantener algunas reminiscencias de ese paisaje, lo que se materiliza por ejemplo en los barrios El Rodeo y Las Lomas, cuyas calles se han arborizado con álamos. Los árboles preexistentes generalmente se conservaron y se integrarán al paisajismo de plazas y parques. “Dentro del gran espacio residencial disponible, respetamos los elementos originales del entorno, introduciendo texturas propias del lugar”, señala Ernesto Hevia, gerente del proyecto.
En el acceso destaca la laguna ornamental, la cualdio cabida a vegetación húmeda típica, como sauces, aromos y árboles nativos, creando un paisaje colorido y heterogéneo.